Aborto espontáneo
El aborto espontáneo es cuando un embarazo termina de manera no intencional debido a complicaciones en el feto o en la madre. Este tipo de aborto generalmente ocurre en las primeras 12 semanas de gestación y no requiere una intervención quirúrgica. Sin embargo, después de la semana 20, se le llama muerte fetal. La tasa de aborto espontáneo es del 15 al 20% entre las mujeres que saben que están embarazadas. Según datos del último Congreso Anual de Histeroscopia, tres de cada diez mujeres que quedan embarazadas por primera vez experimentan un aborto natural, lo que plantea muchas preguntas y dudas sobre las posibles causas.
Causas de un aborto espontáneo.
Es importante considerar que más del 50% de los óvulos fecundados no son viables y se expulsan espontáneamente, lo que pasa desapercibido para la mayoría de las mujeres, excepto por un sangrado ligeramente mayor durante la menstruación. Las causas de un aborto espontáneo pueden ser varias, aunque lo más común es que se deba a problemas cromosómicos del embrión, lo que impide su desarrollo. También pueden existir otros factores como niveles hormonales anormales, diabetes no controlada, incompetencia cervical, ciertos medicamentos, infecciones, obesidad, problemas físicos en los órganos reproductores, respuestas inmunitarias anormales o enfermedades graves. La edad también es un factor importante, especialmente después de los 40 años, así como haber sufrido previamente un aborto espontáneo. En algunos casos, las mujeres que tienen abortos de repetición pueden tener problemas de coagulación sanguínea o trombofilia. Además, hay otras causas establecidas, como anomalías estructurales del útero, trastornos endocrinos como el hipotiroidismo y autoinmunes como anticuerpos antitiroideos.
Síntomas de un aborto espontáneo.
Es importante tener en cuenta que los síntomas de un aborto espontáneo pueden variar. Según un ginecólogo del IVI, algunas mujeres pueden tener síntomas como dolor abdominal, lumbalgia, cólicos o sangrado vaginal, mientras que otras pueden abortar sin saberlo. Algunas mujeres pueden experimentar síntomas como distensión abdominal, calambres, náuseas o aversión a los olores, pero estos síntomas pueden desaparecer de repente. Si el aborto ocurre en las primeras semanas, generalmente el tejido se expulsa naturalmente por la vagina sin necesidad de intervención. Sin embargo, en otros casos, se puede necesitar cirugía como el legrado o medicamentos para asegurarse de que se hayan eliminado todos los restos. Si no se trata rápidamente, un aborto séptico puede provocar infecciones, fiebre, sangrado vaginal, cólicos o flujo vaginal fétido.
Muerte fetal.
Si un embarazo termina después de las 20 semanas de gestación debido a la muerte fetal, es necesario realizar una cirugía para extraer el feto del útero. Este tipo de situación es muy rara y ocurre en menos del 1% de los embarazos. Los primeros síntomas pueden incluir una disminución en el movimiento fetal o dolores en la pelvis, espalda o vientre. Aunque factores como el tabaquismo, la hipertensión y la diabetes pueden aumentar el riesgo, también pueden ser causados por afecciones como la preclampsia, eclampsia, enfermedades infecciosas, anomalías congénitas graves, posmadurez y lupus, entre otras.
2. Aborto inducido
El aborto inducido es una interrupción del embarazo que se lleva a cabo a petición de la mujer. Existen dos métodos para realizar un aborto:
Aborto médico.
El aborto médico es una forma de interrupción del embarazo que se lleva a cabo mediante la ingestión de medicamentos. Es un procedimiento que solo puede realizarse hasta las nueve primeras semanas de gestación y su efectividad es del 97 por ciento. El medicamento más común utilizado es la mifepristona, que bloquea la hormona progesterona y se toma en tres sesiones en una clínica bajo la supervisión de un médico. Los efectos secundarios pueden incluir sangrado vaginal, cólicos, diarrea o malestar estomacal, y en raras ocasiones, fiebre alta.
Aborto quirúrgico.
El aborto quirúrgico es una cirugía para extraer el feto, y existen dos métodos comunes: la aspiración con vacío manual y la dilatación y evacuación. El primero se puede realizar en las primeras 12 semanas de embarazo y se lleva a cabo mediante la extracción de todo el tejido uterino con un instrumento manual de succión. El segundo método, la dilatación y evacuación, se realiza después del primer mes de embarazo, pero siempre antes de la semana 13, y se lleva a cabo a través de una máquina. En ambos casos, se dilata el cuello del útero y se extrae el tejido a través de un tubo.
Después de la cirugía, pueden producirse sangrados y cólicos menstruales, pero la efectividad del aborto quirúrgico es casi del cien por cien. Si se realiza con anestesia local, puede ser comparable a una menstruación incómoda, pero si la paciente está muy nerviosa o preocupada por el dolor, también se puede realizar con sedación. En el caso de abortos mayores de 14 semanas, siempre se usará sedación y/o analgésicos o anestesia epidural, según la técnica. Además, el aborto farmacológico puede ser doloroso durante el proceso de expulsión, pero se pueden usar analgésicos para aliviar el dolor.
Comentários